Los enamoramientos

Foto. Josep Echaburu

La publicación de la nueva obra de Marías es uno de los acontecimientos literarios del año en España. Su novela nos devuelve a su universo donde el tiempo se moldea y los pensamientos se apoderan de la acción, y nos sume en un argumento aparentemente sencillo que se complica hasta lo inimaginable.

La protagonista es María Dolz, una mujer que cada mañana desayuna en una cafetería antes de entrar a su trabajo en una editorial. Allí coincide con un matrimonio que también toma el café a primera hora y es de esa gente que a uno le cae bien incluso sin conocerlos. Es un matrimonio de edad intermedia que despliega buen humor, gestos de complici­dad y simpatía, y a María le ponen de buen humor para encarar el día. Después de dejar de verlos un tiempo en la cafetería se entera de que el marido, un empresario llamado Deverne, ha sido asesinado por un mendi­go trastornado que lo confundió con otra persona. Un día que Luisa, la viuda, acude a la cafetería, María va a presentarle sus con­dolencias y ésta, necesitada de desahogarse, la invita a su casa para charlar más tran­quilamente, Allí conoce a un buen amigo de la familia, un hombre apuesto que está ayudando a Luisa con los niños y tratando de hacerle más llevadero el mal trago. María se enamora de él y establecen una relación, pero enseguida ella se da cuenta que él de quien está enamorado es de Luisa. Este triángulo, en cierto modo equilibrado, de un hombre que espera pacientemente a que la mujer salga de su estado de duelo para poder ofrecerle su amor y, mientras, man­tiene una agradable, relación sin ataduras con la discreta María, constituye una novela en sí misma, Pero hay más. Mucho más. Y el lector disfrutará adentrándose en esos recovecos de la historia llevado por ese es­tilo concéntrico, que nunca avanza en línea recta como en un thriller, sino que moldea las situaciones y las nutre con todo tipo de puntos de vista alternativos y un brillante despliegue de reflexiones sobre nuestro lu­gar en el mundo.

El tema de qué es importante y qué no después de que alguien desaparezca y la descripción de los mecanismos que mueven a la impunidad o a la inacción son el motor interno de esta narración que encaja a la per­fección en el universo de Javier Marías. Si la realidad supera a la ficción, gracias al poder de fabulación de Marías, la ficción es capaz de ser más profunda que la propia realidad y conducirnos a esas habitaciones cerradas de la conciencia que las personas no abren nunca, donde no sólo no entran las visitas. sino a las que ni siquiera nosotros mismos somos capaces de asomarnos.

Qué leer, extra Lecturas de primavera, 2011

Con Macbeth hemos topado

Estamos ante una historia muy bien estructurada sobre la relatividad de la mirada, el engaño de las apariencias y la versatilidad de los juicios morales. Se inicia con la violenta muerte de un entrañable personaje, provocada por un trastornado mendigo; a partir de aquí, en un calculado «rashomon» narrativo, se entrelazan las divagaciones de la narradora protagonista con los puntos de vista y circunstancias de amigos y conocidos en un eficaz juego de referencias cruzadas y sorprendentes giros del argumento. Es también una novela sobre la responsabilidad en la denuncia de un delito, la ambigüedad moral de la delación y el sentido de la impunidad.

Intervienen, asimismo, la trascendencia del azar, el ajuste de cuentas entre escritores y las divagaciones sobre la función social del intelectual; sin olvidar pintorescos guiños particulares y algún que otro «cameo», como la ya tradicional aparición de Francisco Rico una vez más. Es este un libro difícilmente encasillable, pero fácilmente legible, atractivo en su multiplicidad de opciones argumentales que se suceden en un fascinante desarrollo discursivo. No hay duda de que la sombra de Macbeth es alargada y su intrigante relatividad moral gravita sobre un texto plagado de ambivalencias y calculadas distorsiones de la realidad dirigidas a un lector que vuelve a estar de enhorabuena.   

JESÚS FE

La Razón, 28 de abril de 2011