El traje nuevo del emperador

Alfaguara publica ‘Lo que no vengo a decir’, una recopilación de los dos últimos años de artículos semanales en prensa del escritor Javier Marías

Alfaguara publica ‘Lo que no vengo a decir’, una recopilación de los dos últimos años de artículos semanales en prensa del escritor Javier Marías

Comparte Javier Marías con Fernando Savater el ‘don’ de ser un articulista de difícil, si no imposible, encasillamiento ideológico. En sus disquisiciones semanales, y van ya 16 años, Marías, como Savater, dejan a un lado la ideología y tratan de seguir un ‘patrón ético’, de ahí que en muchas ocasiones arremetan contra lo ‘oficialmente establecido’, lo políticamente correcto o contra las sacrosantas verdades de la derecha y de la izquierda.

En Lo que no vengo a decir, la recopilación de los dos últimos años de artículos publicados en El País Semanal, el articulista y novelista Javier Marías vuelve a asemejarse a ese niño de Andersen que, con toda la sinceridad del mundo, grita a los cuatro vientos que el emperador está desnudo y que no luce ningún traje nuevo.

Coincidan o no las opiniones del lector, en sus textos encontramos un compromiso ético y un extraño equilibrio, de ahí que sus denuncias del lenguaje políticamente correcto, las prácticas incívicas de los españoles, el sospechoso ‘ajuntamiento’ entre constructores y alcaldes o incluso sus (tradicionales) diatribas contra el feminismo mal entendido tengan ese aire de alguien que, sin pretenderlo, quiere alcanzar la imparcialidad.

Ya sea desvelando aspectos de la vida cotidiana o de la ‘esfera pública’, sus reflexiones suelen desenmascarar alguna creencia inmutable o poner el dedo en la llaga en los aspectos más hirientes o dignos de bufa de nuestra existencia, en particular la de los españoles porque a Marías más que ‘dolerle España’ lo que le causa en muchos momentos es sonrojo e incluso vergüenza ajena. Mucha ironía y ‘cabreo sano’ destilan estas páginas y quizás uno de los mejores artículos, buen ejemplo de su estilo, sea aquel en el que a cada político nacional o internacional le va colocando su correspondiente papel en la gran pantalla.

Pero como escribe en la pieza ‘Los valiosos ocultos’, hay que mantener la esperanza porque, a pesar de esta época de “decadencia absoluta” que según el autor vivimos, quedan, en un segundo plano, muchos buenos ejemplos de personas de gran valía, esas que “por discreción y sentido del ridículo, no se presentarían nunca a un concurso o a un ‘reality show’, ni acudirían a un programa de despellejamiento ni dirigirían unos informativos ‘a mayor gloria suya’ (…), ni seguramente escribirían arbitrariedades en prensa como las que yo escribo”. A pesar de esta última apreciación, Javier Marías se encuentra en este discreto grupo, señalándonos las desnudeces de aquellos que se creen vestidos.

ALFONSO VÁZQUEZ

La Opinión de Málaga, Suplemento de cultura, 16 de mayo de 2009