Presentación de Los enamoramientos en Sevilla

Foto. El Día

«A veces hace falta mucho valor para no querer saber»

Pasiones, muerte, misterio, humor… La última novela de Javier Marías, Los enamoramientos (Alfaguara), la primera del autor después de su monumental saga Tu rostro mañana, vuelve a demostrar la capacidad del madrileño para nombrar y desarrollar emociones y las dudas humanas en clave de ficción. «Trato de escribir novelas que se parezcan a las que me gustan como lector», explica el escritor, que acudió ayer a Sevilla invitado en el ciclo Letras capitales del CAL. «Cito a menudo esa frase de Faulkner: la literatura es una cerilla que se enciende de noche en mitad de un bosque. No ilumina nada, sólo nos muestra mejor cuánta oscuridad hay alrededor. La literatura nunca da respuestas, y entre mis temas recurrentes está la imposibilidad de saber nada a ciencia cierta».

Protagonizada por el personaje de María Dolz, la novela tiene como eje central ese estado sentimental al que alude el título, el mismo que con frecuencia parece justificar las heroicidades más gloriosas y las más mezquinas ruindades, y que los científicos han aislado del corazón para explicarlo desde el cerebro. Pero, ¿puede un escritor aceptar que el enamoramiento se reduzca a una serie de conexiones neuronales y reacciones químicas? «No digo que la ciencia no tenga cierta razón, pero no es toda la razón. No olvidemos que existe una mente que interviene mucho en los enamoramientos, algo que no es puramente químico, ni puramente animal. Existe el mito de que el amor es inevitable, pero hay ocasiones en las que uno decide enamorarse o no hacerlo, consiente o se frena… Me temo que todo eso la química no lo explica».

Otra de las cuestiones que aborda la novela es la verdad, que aparece como algo inalcanzable. «La verdad cruda y desnuda es difícil de soportar en casi todos los casos, y más en el amor. En Corazón tan blanco trataba justamente sobre el secreto y su posible conveniencia, y se venía a mostrar que no todo debe contarse, y no todo se debe querer saber. Hoy tenemos la tendencia de pedir saber todo, incluso qué hacen los servicios secretos. Pero a veces hace falta mucho valor para no querer saber algo».

Recibida desde su lanzamiento como «una novela moral», el autor matiza los propósitos que le llevaron a escribir Los enamoramientos. «No tiene una intención didáctica y aleccionadora, porque detesto las novelas de tesis, o las que intentan dar lecciones. Una novela es quizá lo contrario de un juicio, que atiende a los hechos y muy poco a los motivos. En una novela se muestran las cosas, se asiste a los motivos y las razones. La mía tiene implicaciones morales, dilemas: ¿Qué hacer ante una situación determinad, qué actitud tomar? ¿Hasta qué punto debemos creer lo que se nos cuenta? ¿Hasta qué punto consentir la impunidad como algo grave, o resulta un mal menor? Eso se plantean los lectores, y creo que sembrar la duda es bueno, sobre todo en una época en la que la gente parece muy segura de todo. En España todo el mundo tiene una opinión a los diez minutos de producirse cualquier hecho. Hay cuestiones de la vida y la realidad de las que no tengo opinión, o no la tengo todavía», comenta Marías.

Por otro lado, la nueva obra del autor de Todas las almas y Mañana en la batalla piensa en mí contiene también un retrato del mundillo editorial donde los escritores no siempre salen bien parados. «La gente que trabaja en editoriales ve de cerca a los autores, padecen sus manías, sus exigencias. Es normal que nos tengan poco respeto. Pero no pretendía ajustar cuentas ni nada de eso», especifica.

Con 40 años de trayectoria literaria -su primera novela, Los dominios del lobo, vuelve a ser reeditada ahora, a la vez que Los enamoramientos y el relato infantil Ven a buscarme-, Javier Marías asegura que su labor como escritor ha sido un largo ejercicio de tanteo, lo que considerando su éxito de crítica y ventas parece un exceso de modestia.

«No es modestia, es la realidad», corrige. «Y es una molestia para mí. Llevar 40 años en un oficio debería de dar seguridad: el carpintero al cabo de tantos años sabe hacer la mesa, el profesor da su clase como es debido, pero cada vez que empiezo una novela no tengo ninguna garantía de que vaya a salir bien. Es peor que empezar de cero, porque además tienes miedo de repetirte. Pero nadie tiene garantizado el talento. De hecho, esta novela estuve a punto de dejarla en un cajón. No le tenía mucha fe. Puede que uno no sea un buen lector de lo suyo».

ALEJANDRO LUQUE

El Correo de Andalucía, 23 de mayo de 2011

 

Javier Marías ante la impunidad

Javier Marías cumplirá 60 años en septiembre pero su universo y talento literarios continúan elevándose sobre cotas cada vez más altas con la energía propia de la juventud. Esta reflexión sobre el paso del tiempo tal vez desagrade al autor, como bien sabrán los centenares de lectores que ayer siguieron con pasión el acto más multitudinario de la Feria del Libro de Sevilla: la presentación de Los enamoramientos. Su regreso a la novela tras la ambiciosa trilogía Tu rostro mañana lleva cinco semanas en las listas de los libros más vendidos y brindó la excusa para que este madrileño «con un cuarto de andaluz, mi abuela María era de Porcuna» deslumbrara con la coherencia de un discurso que no eludió tema alguno por polémico que fuera. «En los artículos de prensa soy muy diferente del que escribe novelas. Y en ellos hace tiempo que digo algunas cosas que defienden los acampados, insistiendo siempre en que los partidos políticos son necesarios porque no hay todavía nada para sustituirlos que no sea peor. Pedir que las listas sean abiertas, que no haya en ellas imputados en casos de corrupción o exigir un recambio en la cúpula de los partidos mayoritarios lo suscribirían muchos. Lo que me parece preocupante es que otro de los partidos que no parece mucho mejor que el PSOE reciba un premio tan magnífico. Que se les castigue se lo merecían los dos, aunque hubiera sido a costa de más votos nulos. Están muy idiotas desde hace tiempo y no me refiero sólo a la gestión de esta crisis», declaró.

Marías, fumador empedernido, continúa escribiendo a máquina y ocupa el sillón que dejó vacante Lázaro Carreter. «Pertenezco a la Real Academia pero estoy enfadado con ella últimamente por la Ortografía», confesó al evocar su discurso de ingreso, que versó sobre la imposibilidad de saber nada a ciencia cierta, tema de Corazón tan blanco (más de 1.300.000 ejemplares vendidos sólo en Alemania) y un asunto al que regresa en Los enamoramientos. Porque su nueva obra, que no es un thriller ni una novela negra aunque esté atravesada por un crimen sanguinario, transita por terrenos comunes, sobre todo la conveniencia de la ignorancia. Y lleva camino de ser otro exitazo. No deja a nadie indiferente porque, entre otras cosas, plantea asuntos universales y shakesperianos como «que en el estado de enamoramiento hay gente noble que se comporta con gran vileza. Por estar con esa persona que nos provoca debilidad somos capaces de cometer actos atroces».

Marías se extendió en la idea de que no le ha supuesto «ningún problema» tener como narradora a una mujer, la editora María Dolz, la Joven Prudente. «Aunque yo no habito ni su piel ni sus tacones. En todo caso su voz y su mente, pero no la encarno», protestó Marías al presentador, Jesús Vigorra, al que el madrileño tomó el pelo cariñosamente en varias ocasiones. «Un varón miraría a la Pareja Perfecta de otra manera y no podría funcionar esta historia. Creo que esta voz de mujer no resulta inverosímil como tal: tiene un problema con un sostén, no sabe si ponérselo o no… Pero lo que hace un narrador de una novela es contar, observar y reflexionar y en eso no nos diferenciamos mucho los hombres de las mujeres. La voz que narra en Los enamoramientos no es tan distinta a la de otras novelas mías», defendió Marías antes de añadir que «quienes protestan por que la sensibilidad femenina no esté presente en un sitio u otro» incurren en una especie de «machismo involuntario».

El autor, que desde 1986 escribe siempre en primera persona, explicó que «a diferencia de mi gran amigo Arturo Pérez Reverte, que antes de empezar una novela lo sabe todo, yo voy improvisando y averiguando a medida que narro. Escribo con brújula, no con mapa».

Y así, orientado hacia el norte, en la literatura como en la vida, el autor de Los dominios del lobo -de cuya publicación se han cumplido 40 años- reflexionó sobre la idea de que «uno va siendo varias personas a lo largo de la vida, y también el que no llegó a ser. En la vida práctica nos manejamos pero nunca estamos seguros del todo de si lo que pasó fue así o asá. Como se dice en Los enamoramientos, la verdad siempre es maraña, incluso aquella que ya hemos desentrañado».

CHARO RAMOS

Diario de Sevilla, 24 de mayo de 2011

Javier Marías reflexiona en su novela Los enamoramientos sobre este estado, que «no es puramente químico ni animal»

El escritor Javier Marías reflexiona en su última novela, Los enamoramientos (Alfaguara), sobre este estado, del que piensa que «no es puramente químico ni animal», ya que el elemento racional «interviene mucho» dejando de tener validez «el mito de que el amor es inevitable», reflexiones que narra la protagonista de esta obra, la editora María Dolz.

En un encuentro con los periodistas este lunes en el Hotel Inglaterra de Sevilla, Marías ha manifestado que, a pesar de que la ciencia interviene en el enamoramiento, «hay un elemento que la misma parece olvidar, y es que, existe una mente, que interviene mucho», a lo que ha añadido que «hay veces que la gente se frena, o bien, decide o consiente enamorarse» y la prueba de esto está en que «al principio de una relación no es muy difícil acabar con ella si uno de los componentes ve que la otra persona no le conviene».

Ante la pregunta de «si es más frecuente matar por amor que morir por amor», el escritor y autor de artículos de opinión de El País Semanal ha sonreído señalando que «hoy día creo que es más frecuente matar por amor, porque morir por amor no creo que se suela dar». No obstante, ha querido aclarar, en cuanto a la primera idea, que «depende de cómo se entienda, ya que muchos de los numerosos asesinos de violencia doméstica es muy probable que piensen que han matado a su pareja por amor».

De otro lado, y en cuanto a «si el amor puede soportar la realidad más cruda», Marías se ha mostrado convencido de que «la verdad cruda, desnuda y moral es difícil de soportar en todos los casos, no solo en el amor» y ha aprovechado para recordar la novela que escribió hace casi 20 años, Corazón tan blanco, que trataba sobre el secreto y su posible conveniencia, y en la que «se mostraba que no todo debe contarse ni se debe saber», apuntando que «hoy día la sociedad tiene la tendencia a querer saber todo».

Al respecto, ha detallado que, «a veces, hace falta mucho valor para decir que no se quiere saber algo» y se ha vuelto a referir a Corazón tan blanco para mencionar que en ella incluyó la frase «los oídos no tienen párpados», que se refiere a que «cuando prevemos que no queremos ver algo, cerramos un poco los ojos y lo evitamos, pero con los oídos no se puede hacer eso porque, si me quieren contar algo, yo estoy inerme ante ello». Así, ha concluido que «hay muchas cosas que es preferible ignorar y que, en contra de que esta actitud pueda parecer cobarde, hace falta mucho valor para decir que no se quiere saber algo».

«La novela es lo contrario a un juicio»

Por otra parte, Marías ha aseverado que Los enamoramientos no tiene una intención didáctica ni aleccionadora, puesto que «detesto la novela moralista que intenta exponer una tesis o dar lecciones». «No es la función de la novela, que es lo contrario de un juicio, en el cuál se atiende poco a los motivos y solo se tienen presentes los hechos», ha apostillado.

En este sentido, ha expresado que en su última novela «se asiste a los motivos y a la razones, aunque hay dilemas de tipo ético y moral, como los hay en la mayoría de las novelas que me han gustado», al objeto de reflexionar sobre «qué hacer ante una situación determinada, qué actitud tomar y hasta qué punto creer lo que se nos cuenta», agregando que este estado dubitativo le parece bien, «sobre todo en una época en la que parece que la gente está muy segura de lo que dice».

En esta línea, el escritor ha argumentado que «en España enseguida se tiene opinión de algo que ha sucedido», sin embargo, ha ejemplificado, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, «estuvo 16 horas dando vueltas al asunto de Osama Bin Laden», mientras que los españoles, a los diez minutos de conocer la noticia, ya se estaban posicionando.

De esta forma, ha mencionado que «hay cosas que no están muy claras, para las cuales habría que reflexionar, e incluso, en ocasiones no llegaríamos a verlo nunca claro». Así, Marías ha criticado la «rotundidad» con la que la sociedad española opina, de inmediato, sobre algo que sucede y que no tiene por qué ser opinable, y ha añadido que «hay muchas cuestiones de la vida y de la sociedad sobre las que yo, que me pagan por opinar, no tengo opinión».

«La literatura no ilumina»

Asimismo, ha destacado que, como dijera el escritor norteamericano William Faulkner, «la literatura no ilumina nada, es más o menos como una cerilla que se enciende en mitad de la noche, que solo ilumina cuanta oscuridad hay alrededor». Normalmente la literatura «no da respuestas, sino que muestra lo que hay alrededor, muchas inseguridades, penumbra, incógnitas y la imposibilidad de saber nada a ciencia cierta».

El escritor madrileño, de cuya primera publicación, Los dominios del lobo, se cumplen 40 años al haberla escrito Marías con 19, afirma que tiene «una cierta sensación de que han sido 40 años de tanteo» y que este comentario «no es algo modesto, es la realidad y, en cierto sentido, molesto para mí», pues, ha puntualizado, «al cabo de tanto tiempo sigo sin tener seguridad, cada vez que empiezo una novela, incluso suponiendo que otras anteriores hayan salido bien, no tengo la garantía, en absoluto, de que la siguiente también saldrá así».

De esta manera, ha indicado que «nadie tiene garantizado el talento, en el supuesto de que lo haya tenido alguna vez», volviendo a aludir a Faulkner, en cuya bibliografía «la mayor parte de los grandes libros que escribió pertenecen a un período de diez años», aunque escribiera «otros títulos buenos e interesantes antes y después».

Por último, Marías ha trasladado a los periodistas su pensamiento de que «la Cultura no puede ser gratuita», ya que si es así es «porque la paga el Estado» teniendo en cuenta que «ningún escritor, cantante o cineasta va a seguir trabajando para no ganar nada a cambio». Además, ha detallado, una cultura subvencionada significaría «escribir solo lo que dice el Estado que se escriba». «Se haría bazofia, sería una cultura hecha por funcionarios» y, por tanto, «un disparate», ha concluido el escritor.

Europa Press/20 Minutos, 23 de mayo de 2011

El Día