Hoy no es tan fácil como pudiera parecerle a algunos encontrar novelas inteligentes de tema amoroso. Por supuesto me refiero a relatos que estudien narrativamente el amor, no que se limiten a presentar sin más dentro de otras tramas historias de enamorados. Y más difícil todavía, que traten del amor heterosexual, el que menos curiosidad despierta actualmente en la literatura erótica audaz y sutil. De modo que poder disfrutar de tres obras de tales características y primera categoría, publicadas casi al unísono, es algo digno de celebrarse. A tal ditirambo dedico esta nota, dichoso además porque hayan sido escritas por tres de mis novelistas actuales favoritos.
La personalidad literaria de Javier Marías es tan inconfundible que a sus adictos se nos ha hecho larga su ausencia narrativa. Los enamoramientos (Alfaguara), su última novela -acompañada como de costumbre por el pataleo de quienes aspiran por llegar en literatura al establishment pero deben seguir en el establo- logra que la espera haya merecido la pena. Con su característica y tensa filigrana, desmenuza dentro de una sorprendente historia los roles dramáticos que interpretan el azar, la curiosidad, la seducción, la envidia, la amenaza y hasta el crimen en el despliegue del juego amoroso. Cuando cerramos el libro, quedamos a la par desconcertados y convencidos, lo que yo llamaría el efecto Marías. De lo que no cabe duda es de que salimos sacudidos por una incursión a cuerpo limpio en un territorio irremediable que no admite visitas programadas…
Tres novelas, tres perspectivas, tres estilos y seguimos en la brecha. Me refiero a quienes, por esperanza o desesperación, aún no nos cansamos de la leyenda del amor.
FERNANDO SAVATER
El País, 3 de mayo de 2011